Ayer tuvimos la oportunidad de experimentar con cera de abejas y miel.
Lo primero que hicimos fue echar cera en agua para que se disolviera la miel que aún quedaba entre la cera. Observamos como la miel teñía de color el agua y como la cera flotaba al pesar menos.
Después echamos el líquido en tres vasos:
1º.-El líquido directamente, con lo que tenía cera flotando.
2º.-Colado con colador: aún le quedaba algo de cera.
3º.-Colado con una tela: solo pasó el agua de miel y la cera quedó toda en el trapo.
Esta agua de miel la probamos casi todos. A algunos nos gustó un montón, a otros un poco menos y alguno fue incapaz de probarla. La verdad que está rica, muy dulce, como la miel; pero, claro, si no te gusta la miel, tampoco el agua de miel.
También descubrimos que la cera puede modelarse, como si fuera plastilina. Con la bola de cera aprovechamos para hacer cuerpos redondos que habíamos conocido en matemáticas.
A algunos nos daba bastante asco tocar la cera pues te quedaban las manos pegajosas, pero una vez lavadas descubrimos que es una estupenda crema hidratante: ¡Qué suaves nos quedaron las manos!
Como yo también tenía las manos pringosas no pude hacer muchas fotos. Aquí tenéis un pequeño reportaje de lo que hicimos. Nuestras caras hablan de lo que sentimos y puedo aseguraros que fue una grata experiencia con la que creo que aprendimos un montón de cosas.
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